LOS SUPERHOMBRES
Übermensch (traducido como Superhombre, Suprahombre, Sobrehombre o Transhombre según Friedrich Wilhelm Nietzsche, es una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder. Este concepto parece proceder de la lectura de Nietzsche en la década de 1870 del ensayo "Der Einzige und sein Eigentum", publicado por Max Stirner en 1844. En 1874 Nietzsche prestó a su alumno, Baumgartner, la obra de Stirner, sacada de la Biblioteca de Basilea.
Una de las ideas que ha defendido con mayor interés, es que los valores tradicionales representados por el cristianismo someten a las personas más débiles a una "moralidad esclava", que no provocan en ellos más que un estado de resignación y conformismo hacia todo lo que sucede a su alrededor. Para él, esos valores tienen que desaparecer para que aparezcan otros nuevos que representen su prototipo de hombre ideal, al que él mismo llamó Übermensch. Combate la moral impuesta por las religiones e impulsa una moral que surja desde lo más profundo de las personas.
Según Nietzsche, ese Übermensch es solitario, seguro, independiente e individualista, y no se deja llevar por la multitud; al contrario de las personas débiles, que sólo se dejan llevar por las tradiciones y las reglas establecidas.[cita requerida] ¡Mirad, yo os enseño el superhombre!
El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra! ¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche.
Este Übermensch no cree en las cosas que prometen las religiones después de la muerte, él sólo cree en lo real y en lo que puede ver. Es un ser que, ante todo, razona; aunque eso no quiere decir que no sienta. Este Übermensch se deja llevar por sus pasiones y sus sentimientos, pero a su vez, se domina a sí mismo; no busca sólo el placer, esa sería la diferencia con "el último hombre" el último peldaño hacia el Übermensch. Nietzsche contradice en esto totalmente a Platón y a Sócrates, los cuales consideraban totalmente necesario el control de las pasiones. Nietzsche considera a Sócrates como el culpable de la moral de rebaño de la sociedad occidental.
El reino de los superhombres (Parte I)
Es de dominio público que Superman fue el primero de todos. Cada superhéroe surgido después del hombre de acero se ha nutrido de la creación de Jerry Siegel y Joe Shuster. Todos y cada uno de ellos se basaron en la idea del superhombre de Nietzsche al servicio de la cultura pop. Todos y cada uno de ellos han basado su estética en la de los estrafalarios forzudos de circo en los que se inspiró la pareja creadora. Sin embargo, la idea de superhéroe ya tiene camino de 70 años y se ha diversificado en cientos de direcciones. Aún así, no hay universo superheroico que se precie que no tenga su propio Superman. Bien sea como homenaje, puya o simplemente por disponer de un personaje que sirva de vehículo para contar esas historias de Superman que no dejarían contar, todas las grandes editoriales quieren tener el suyo propio. Hagamos un repaso a 12 de ellos.
Incluso en DC, la misma editorial que publica las aventuras del alter ego de Clark Kent encontramos nada más y nada menos que cuatro versiones de éste.

Capitán Marvel: Surgido tan sólo un año después de Superman, de la mano de Bill Parker y C.C. Beck aparecería por primera vez en Whiz Comics #2 (Febrero 1940) en la editorial Fawcett, aunque su creación se supone un año antes. El joven Billy Batson se convierte en un superhombre de origen místico al invocar el nombre del poderoso mago ¡¡¡Shazam!!! A partir de 1972, DC se haría con los derechos del personaje y aunque Superman y éste vivirían en tierras distintas aunque paralelas. En el 85 llegarían las Crisis en Tierras Infinitas y con la nueva continuidad, ambos tendrían cabida en el mismo universo.
El resto de los supermanes de DC los encontramos en Wildstorm, que a pesar de que últimamente se estén viendo algunas señales de posible mezcla de universos, sigue siendo un sello totalmente a parte.

Mr. Majestic: Jim Lee crearía este personaje con la ayuda de H.K. Proger para una historia de complemento en WildC.A.T.s v1 #11, tiempo antes de que el Wildstorm pasara a DC. Lord Majestros era un señor de la guerra Kherubin del planeta Khera, el mismo del que procedían los WildC.A.T.s y que estaba en continua guerra con los Daemonitas. Pese a ser creado en los noventa, le dotaron de un pasado con Team One luchando contra el bando comunista en la Guerra Fría. Este tipo de participaciones, junto con su aspecto y poderes hacen imposible pensar otra motivo para su creación que el hecho de que Jim Lee quería su propio Superman. Por si quedara alguna duda, remarcaremos el destacable hecho de que en el arco argumental comprendido en Action Comics #811, Adventures of Superman #624 y Superman #201 fue Majestic y no Superman quien haría las veces de protagonista, en una primera tentativa de mezclar ambos universos.

Apolo: Nacería en Stormwatch vol. 2 #4 en el 97, los últimos coletazos de lo que llevaría la creación de The Authority, la serie donde sus creadores Warren Ellis y Bryan Hitch lo llevarían a lo que hoy en día es. Aunque sea una tontería, pero se trata de uno de los pocos pastiches de Superman que no lleva ese sello distintivo que es la capa. Por lo demás, vuela, es superfuerte, tiene rayos oculares y su poder deriva del sol. Además desde sus inicios se le presentó unido a Midnighter (pastiche de Batman) y poco a poco se vio que fue la manera de Warren Ellis de decir que los World's Finest podían ser algo más que amigos, esto es, que Batman y Superman son gays.
Hombre nuevo que aparece tras la “muerte de Dios”. Nietzsche lo concibe como el individuo fiel a los valores de la vida, al “sentido de la tierra”.
Nietzsche emplea con frecuencia un tono combativo y un lenguaje retórico que puede dar lugar a interpretaciones que no son fáciles de aceptar después de la terrible experiencia de nuestro siglo: sus exabruptos contra los judíos, la exaltación de “bruto rubio germánico”, y algunos de los calificativos con los que a veces se refiere a lo que parece considerar el ideal de hombre (crueldad, brutalidad, falta de compasión, ...) permiten comprender que su filosofía haya sido utilizada por el nazismo para la defensa de sus tesis racistas. Pero es posible presentar la idea nietzscheana del superhombre precisamente a partir de una crítica de su lectura nazi. Las características que Nietzsche atribuye al superhombre y que pudieron dar pie a esta interpretación son las siguientes: - Nietzsche fue contrario al igualitarismo, tanto del igualitarismo implícito en el punto de vista cristiano (para éste todos somos iguales pues somos hermanos al ser hijos de Dios), como al igualitarismo defendido por el movimiento socialista cada vez más pujante a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Hay hombres inferiores y hombres superiores, el superhombre pertenece a este segundo grupo; “los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer” (“El anticristo”);
- moral de la violencia: en muchos textos Nietzsche atribuye al superhombre rasgos para los que los nazis fueron particularmente competentes: la falta de compasión, la crueldad, la fuerza, el gusto por la acción, el combate y la guerra, el desprecio por los débiles; “Debéis buscar vuestro enemigo y hacer vuestra guerra. Debéis amar la paz como medio para nuevas guerras, y la paz de corta duración más que la larga. Decís que es la bondad de la causa la que santifica la guerra; yo digo: es la bondad de la guerra lo que santifica toda causa”. “¿Quién alcanzará algo grande si no tiene la fuerza y la voluntad de infligir grandes sufrimientos? Saber sufrir es poco: hay mujeres y esclavos que han destacado como maestros en este arte. Pero no sucumbir ante los ataques de la angustia íntima y de la duda turbadora cuando se causa un gran dolor y se oye el grito de este dolor, esto sí es grande”. “El hombre superior se distingue del inferior por la intrepidez con que provoca la desgracia”;
- si a estas tesis unimos, como antes se ha indicado, los textos en los que con los calificativos más exagerados critica al judaísmo, al cristianismo y reivindica la ferocidad y empuje de los pueblos germánicos, podemos comprender que los nazis pudieran hacer uso de la filosofía nietzscheana para la defensa de su punto de vista político.
Sin embargo, en la filosofía de Nietzsche encontramos también elementos muy importantes que no parecen favorecer esta interpretación: - manifestó expresamente su hostilidad ante los alemanes y la cultura alemana (incluso llegó a abandonar la ciudadanía alemana y se hizo suizo);
- la figura del superhombre no se puede separar de la consideración general nietzscheana relativa al platonismo y la muerte de Dios; implica una concepción filosófica y una teoría de la historia ajena por completo a las ideas nazis. El hombre al que hay que superar es el que se somete a los valores tradicionales, a la “moral del rebaño”, a la moral basada en la creencia de una realidad trascendente que fomenta el desprecio por la vida, la corporeidad y la diferencia entre las personas. El superhombre sólo es posible cuando se prescinda absolutamente de la creencia en Dios, cuando se realice hasta el final la “muerte de Dios”;
- el nazismo defiende el culto a la raza y al Estado, predica la superioridad del grupo sobre el individuo, pero es esencial a la filosofía nietzscheana la tesis de que no existe lo universal: Nietzsche no cree en realidades universales, para él no existe la Humanidad, ni la Raza, ni la Nación. La estética nazi, el gusto por los uniformes, la disciplina militar, las manifestaciones en las que la muchedumbre oculta y anula al individuo, son signos menores pero claros de la importancia que esta ideología da al grupo en menosprecio del individuo. La noción de Raza, de Destino de un pueblo, de Estado, de Nación, en las que cree el nazismo son diversas máscaras bajo las que se oculta lo Absoluto.
- Nietzsche consideró al Estado como una de las mayores perversiones creadas por el hombre; el Estado representa lo abstracto, la conducta del Estado es conducta despersonalizada, trata a los individuos de un modo indiscriminado, y el individuo, cuando se somete a él y se preocupa por él, pierde su individualidad, creatividad y libertad. “Allí donde el Estado acaba, comienza el hombre que no es superfluo; allí comienza la canción del necesario, la melodía única e insustituible. Allí donde el Estado acaba, ¡mirad allí, hermanos míos! ¿No veis el arco iris y los puentes del superhombre?” (“Así habló Zaratustra”).
El superhombre no se puede identificar con una clase social con privilegios que le puedan venir por la tradición o que descansen en su poder social (con la aristocracia, por ejemplo), ni con un grupo definido biológicamente (con una raza) pues los genes no son una garantía de excelencia. Pero lo podemos reconocer a partir de su conducta moral: 1. Rechaza la moral de esclavos: la humildad, la mansedumbre, la prudencia que esconde cobardía, la castidad, la obediencia como sometimiento a una regla exterior, la paciencia consecuencia del sometimiento a un destino o a un mandato, el servilismo, la mezquindad, el rencor. 2. Rechaza la conducta gregaria: detesta la moral del rebaño, la conducta de los que siguen a la mayoría, de los que siguen normas morales ya establecidas; como consecuencia de su capacidad y determinación para crear valores, no los toma prestados de los que la sociedad le ofrece, por lo que su conducta será distinta a la de los demás. 3. Crea valores: los valores morales no existen en mundo trascendente, son invenciones de los seres humanos; pero no todos los hombres los crean, muchos –la mayoría– se encuentran con los valores ya creados por otros, siguen las modas, los estilos vitales vigentes; el primer rasgo del superhombre es precisamente éste: inventa las normas morales a las que él mismo se somete; pero este rasgo no es suficiente para definir al superhombre, pues no vale que cree o invente cualquier valor, además ha de crear valores que sean fieles al mundo de la vida y que le permitan expresar adecuadamente su peculiaridad, su propia personalidad y riqueza. 4. Vive en la finitud: no cree en ninguna realidad trascendente, ni en Dios ni en un destino privilegiado para los seres humanos, una raza, una nación, o un grupo; no cree que la vida tenga un sentido, como no sea el que él mismo le ha dado; acepta la vida en su limitación, no se oculta las dimensiones terribles de la existencia (el sufrimiento, la enfermedad, la muerte), es dionisíaco. 5. Le gusta el riesgo, las nuevas experiencias, los caminos no frecuentados, el enfrentamiento, las pruebas difíciles; no está preocupado ni por el placer ni por el dolor, ni propio ni ajeno, pues pone por encima de ellos el desarrollo de su voluntad y de su espíritu; es duro consigo mismo y con los demás, es valiente, no huye del dolor ni de ninguna forma de sufrimiento: sabe que de estas experiencias puede salir enriquecido, puede crecer. 6. Es contrario al igualitarismo: ama la exuberancia de la vida, le gusta desarrollar en él mismo y en los demás aquello que les es más propio; no tiene miedo a la diferencia. 7. Ama la intensidad de la vida: la alegría, el entusiasmo, la salud, el amor sexual, la belleza corporal y espiritual; puede ser magnánimo, generoso, como una muestra de la riqueza de su voluntad. 8. En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre. “Escuchad y os diré lo que es el superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: sea el superhombre el sentido de la tierra. ¡Yo os conjuro, hermanos míos, a que permanezcáis fieles al sentido de la tierra y no prestéis fe a los que os hablan de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno, conscientes o inconscientes. Son despreciadores de la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte y están ellos mismos envenenados. La Tierra, está cansada de ellos: ¡muéranse pues de una vez!” (“Así habló Zaratustra”). En “Así habló Zaratustra” nos cuenta tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niño. El camello representa el momento de la humanidad que sobreviene con el platonismo y que llega hasta finales de la modernidad; su característica básica es la humildad, el sometimiento, el saber soportar con paciencia las pesadas cargas, la carga de la moral del resentimiento hacia la vida. El león representa al hombre como crítico, como nihilista activo que destruye los valores establecidos, toda la cultura y estilo vital occidental. Y el niño representa al hombre que sabe de la inocencia del devenir, que inventa valores, que toma la vida como juego, como afirmación, es el sí radical al mundo dionisíaco. Es la metáfora del hombre del futuro, del superhombre. “Mas ahora decidme, hermanos míos: ¿qué es capaz de hacer el niño, que ni siquiera el león haya podido hacer? ¿Para qué, pues habría de convertirse en niño el león carnicero? Sí, hermanos míos, para el juego divino del crear se necesita un santo decir “sí”: el espíritu lucha ahora por su voluntad propia, el que se retiró del mundo conquista ahora su mundo.” (“Así habló Zaratustra”).
BIBLIOGRAFIA
WWW.GOOGLE.COM
WIKIPEDIA
WWW.YOUTUBE.COM
Übermensch (traducido como Superhombre, Suprahombre, Sobrehombre o Transhombre según Friedrich Wilhelm Nietzsche, es una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder. Este concepto parece proceder de la lectura de Nietzsche en la década de 1870 del ensayo "Der Einzige und sein Eigentum", publicado por Max Stirner en 1844. En 1874 Nietzsche prestó a su alumno, Baumgartner, la obra de Stirner, sacada de la Biblioteca de Basilea.
Una de las ideas que ha defendido con mayor interés, es que los valores tradicionales representados por el cristianismo someten a las personas más débiles a una "moralidad esclava", que no provocan en ellos más que un estado de resignación y conformismo hacia todo lo que sucede a su alrededor. Para él, esos valores tienen que desaparecer para que aparezcan otros nuevos que representen su prototipo de hombre ideal, al que él mismo llamó Übermensch. Combate la moral impuesta por las religiones e impulsa una moral que surja desde lo más profundo de las personas.
Según Nietzsche, ese Übermensch es solitario, seguro, independiente e individualista, y no se deja llevar por la multitud; al contrario de las personas débiles, que sólo se dejan llevar por las tradiciones y las reglas establecidas.[cita requerida]
¡Mirad, yo os enseño el superhombre!
El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra! ¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.
Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!
Así habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche.
Este Übermensch no cree en las cosas que prometen las religiones después de la muerte, él sólo cree en lo real y en lo que puede ver. Es un ser que, ante todo, razona; aunque eso no quiere decir que no sienta. Este Übermensch se deja llevar por sus pasiones y sus sentimientos, pero a su vez, se domina a sí mismo; no busca sólo el placer, esa sería la diferencia con "el último hombre" el último peldaño hacia el Übermensch. Nietzsche contradice en esto totalmente a Platón y a Sócrates, los cuales consideraban totalmente necesario el control de las pasiones. Nietzsche considera a Sócrates como el culpable de la moral de rebaño de la sociedad occidental.
El reino de los superhombres (Parte I)
Es de dominio público que Superman fue el primero de todos. Cada superhéroe surgido después del hombre de acero se ha nutrido de la creación de Jerry Siegel y Joe Shuster. Todos y cada uno de ellos se basaron en la idea del superhombre de Nietzsche al servicio de la cultura pop. Todos y cada uno de ellos han basado su estética en la de los estrafalarios forzudos de circo en los que se inspiró la pareja creadora. Sin embargo, la idea de superhéroe ya tiene camino de 70 años y se ha diversificado en cientos de direcciones. Aún así, no hay universo superheroico que se precie que no tenga su propio Superman. Bien sea como homenaje, puya o simplemente por disponer de un personaje que sirva de vehículo para contar esas historias de Superman que no dejarían contar, todas las grandes editoriales quieren tener el suyo propio. Hagamos un repaso a 12 de ellos.
Incluso en DC, la misma editorial que publica las aventuras del alter ego de Clark Kent encontramos nada más y nada menos que cuatro versiones de éste.
Incluso en DC, la misma editorial que publica las aventuras del alter ego de Clark Kent encontramos nada más y nada menos que cuatro versiones de éste.
![]() |
Capitán Marvel: Surgido tan sólo un año después de Superman, de la mano de Bill Parker y C.C. Beck aparecería por primera vez en Whiz Comics #2 (Febrero 1940) en la editorial Fawcett, aunque su creación se supone un año antes. El joven Billy Batson se convierte en un superhombre de origen místico al invocar el nombre del poderoso mago ¡¡¡Shazam!!! A partir de 1972, DC se haría con los derechos del personaje y aunque Superman y éste vivirían en tierras distintas aunque paralelas. En el 85 llegarían las Crisis en Tierras Infinitas y con la nueva continuidad, ambos tendrían cabida en el mismo universo.
El resto de los supermanes de DC los encontramos en Wildstorm, que a pesar de que últimamente se estén viendo algunas señales de posible mezcla de universos, sigue siendo un sello totalmente a parte.
El resto de los supermanes de DC los encontramos en Wildstorm, que a pesar de que últimamente se estén viendo algunas señales de posible mezcla de universos, sigue siendo un sello totalmente a parte.
![]() |
Mr. Majestic: Jim Lee crearía este personaje con la ayuda de H.K. Proger para una historia de complemento en WildC.A.T.s v1 #11, tiempo antes de que el Wildstorm pasara a DC. Lord Majestros era un señor de la guerra Kherubin del planeta Khera, el mismo del que procedían los WildC.A.T.s y que estaba en continua guerra con los Daemonitas. Pese a ser creado en los noventa, le dotaron de un pasado con Team One luchando contra el bando comunista en la Guerra Fría. Este tipo de participaciones, junto con su aspecto y poderes hacen imposible pensar otra motivo para su creación que el hecho de que Jim Lee quería su propio Superman. Por si quedara alguna duda, remarcaremos el destacable hecho de que en el arco argumental comprendido en Action Comics #811, Adventures of Superman #624 y Superman #201 fue Majestic y no Superman quien haría las veces de protagonista, en una primera tentativa de mezclar ambos universos.
![]() |
Apolo: Nacería en Stormwatch vol. 2 #4 en el 97, los últimos coletazos de lo que llevaría la creación de The Authority, la serie donde sus creadores Warren Ellis y Bryan Hitch lo llevarían a lo que hoy en día es. Aunque sea una tontería, pero se trata de uno de los pocos pastiches de Superman que no lleva ese sello distintivo que es la capa. Por lo demás, vuela, es superfuerte, tiene rayos oculares y su poder deriva del sol. Además desde sus inicios se le presentó unido a Midnighter (pastiche de Batman) y poco a poco se vio que fue la manera de Warren Ellis de decir que los World's Finest podían ser algo más que amigos, esto es, que Batman y Superman son gays.
Hombre nuevo que aparece tras la “muerte de Dios”. Nietzsche lo concibe como el individuo fiel a los valores de la vida, al “sentido de la tierra”.
Nietzsche emplea con frecuencia un tono combativo y un lenguaje retórico que puede dar lugar a interpretaciones que no son fáciles de aceptar después de la terrible experiencia de nuestro siglo: sus exabruptos contra los judíos, la exaltación de “bruto rubio germánico”, y algunos de los calificativos con los que a veces se refiere a lo que parece considerar el ideal de hombre (crueldad, brutalidad, falta de compasión, ...) permiten comprender que su filosofía haya sido utilizada por el nazismo para la defensa de sus tesis racistas. Pero es posible presentar la idea nietzscheana del superhombre precisamente a partir de una crítica de su lectura nazi. Las características que Nietzsche atribuye al superhombre y que pudieron dar pie a esta interpretación son las siguientes:
Nietzsche fue contrario al igualitarismo, tanto del igualitarismo implícito en el punto de vista cristiano (para éste todos somos iguales pues somos hermanos al ser hijos de Dios), como al igualitarismo defendido por el movimiento socialista cada vez más pujante a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Hay hombres inferiores y hombres superiores, el superhombre pertenece a este segundo grupo; “los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer” (“El anticristo”); moral de la violencia: en muchos textos Nietzsche atribuye al superhombre rasgos para los que los nazis fueron particularmente competentes: la falta de compasión, la crueldad, la fuerza, el gusto por la acción, el combate y la guerra, el desprecio por los débiles; “Debéis buscar vuestro enemigo y hacer vuestra guerra. Debéis amar la paz como medio para nuevas guerras, y la paz de corta duración más que la larga. Decís que es la bondad de la causa la que santifica la guerra; yo digo: es la bondad de la guerra lo que santifica toda causa”. “¿Quién alcanzará algo grande si no tiene la fuerza y la voluntad de infligir grandes sufrimientos? Saber sufrir es poco: hay mujeres y esclavos que han destacado como maestros en este arte. Pero no sucumbir ante los ataques de la angustia íntima y de la duda turbadora cuando se causa un gran dolor y se oye el grito de este dolor, esto sí es grande”. “El hombre superior se distingue del inferior por la intrepidez con que provoca la desgracia”; si a estas tesis unimos, como antes se ha indicado, los textos en los que con los calificativos más exagerados critica al judaísmo, al cristianismo y reivindica la ferocidad y empuje de los pueblos germánicos, podemos comprender que los nazis pudieran hacer uso de la filosofía nietzscheana para la defensa de su punto de vista político.
Sin embargo, en la filosofía de Nietzsche encontramos también elementos muy importantes que no parecen favorecer esta interpretación:
manifestó expresamente su hostilidad ante los alemanes y la cultura alemana (incluso llegó a abandonar la ciudadanía alemana y se hizo suizo); la figura del superhombre no se puede separar de la consideración general nietzscheana relativa al platonismo y la muerte de Dios; implica una concepción filosófica y una teoría de la historia ajena por completo a las ideas nazis. El hombre al que hay que superar es el que se somete a los valores tradicionales, a la “moral del rebaño”, a la moral basada en la creencia de una realidad trascendente que fomenta el desprecio por la vida, la corporeidad y la diferencia entre las personas. El superhombre sólo es posible cuando se prescinda absolutamente de la creencia en Dios, cuando se realice hasta el final la “muerte de Dios”; el nazismo defiende el culto a la raza y al Estado, predica la superioridad del grupo sobre el individuo, pero es esencial a la filosofía nietzscheana la tesis de que no existe lo universal: Nietzsche no cree en realidades universales, para él no existe la Humanidad, ni la Raza, ni la Nación. La estética nazi, el gusto por los uniformes, la disciplina militar, las manifestaciones en las que la muchedumbre oculta y anula al individuo, son signos menores pero claros de la importancia que esta ideología da al grupo en menosprecio del individuo. La noción de Raza, de Destino de un pueblo, de Estado, de Nación, en las que cree el nazismo son diversas máscaras bajo las que se oculta lo Absoluto. Nietzsche consideró al Estado como una de las mayores perversiones creadas por el hombre; el Estado representa lo abstracto, la conducta del Estado es conducta despersonalizada, trata a los individuos de un modo indiscriminado, y el individuo, cuando se somete a él y se preocupa por él, pierde su individualidad, creatividad y libertad. “Allí donde el Estado acaba, comienza el hombre que no es superfluo; allí comienza la canción del necesario, la melodía única e insustituible. Allí donde el Estado acaba, ¡mirad allí, hermanos míos! ¿No veis el arco iris y los puentes del superhombre?” (“Así habló Zaratustra”).
El superhombre no se puede identificar con una clase social con privilegios que le puedan venir por la tradición o que descansen en su poder social (con la aristocracia, por ejemplo), ni con un grupo definido biológicamente (con una raza) pues los genes no son una garantía de excelencia. Pero lo podemos reconocer a partir de su conducta moral:
1. Rechaza la moral de esclavos: la humildad, la mansedumbre, la prudencia que esconde cobardía, la castidad, la obediencia como sometimiento a una regla exterior, la paciencia consecuencia del sometimiento a un destino o a un mandato, el servilismo, la mezquindad, el rencor.
2. Rechaza la conducta gregaria: detesta la moral del rebaño, la conducta de los que siguen a la mayoría, de los que siguen normas morales ya establecidas; como consecuencia de su capacidad y determinación para crear valores, no los toma prestados de los que la sociedad le ofrece, por lo que su conducta será distinta a la de los demás.
3. Crea valores: los valores morales no existen en mundo trascendente, son invenciones de los seres humanos; pero no todos los hombres los crean, muchos –la mayoría– se encuentran con los valores ya creados por otros, siguen las modas, los estilos vitales vigentes; el primer rasgo del superhombre es precisamente éste: inventa las normas morales a las que él mismo se somete; pero este rasgo no es suficiente para definir al superhombre, pues no vale que cree o invente cualquier valor, además ha de crear valores que sean fieles al mundo de la vida y que le permitan expresar adecuadamente su peculiaridad, su propia personalidad y riqueza.
4. Vive en la finitud: no cree en ninguna realidad trascendente, ni en Dios ni en un destino privilegiado para los seres humanos, una raza, una nación, o un grupo; no cree que la vida tenga un sentido, como no sea el que él mismo le ha dado; acepta la vida en su limitación, no se oculta las dimensiones terribles de la existencia (el sufrimiento, la enfermedad, la muerte), es dionisíaco.
5. Le gusta el riesgo, las nuevas experiencias, los caminos no frecuentados, el enfrentamiento, las pruebas difíciles; no está preocupado ni por el placer ni por el dolor, ni propio ni ajeno, pues pone por encima de ellos el desarrollo de su voluntad y de su espíritu; es duro consigo mismo y con los demás, es valiente, no huye del dolor ni de ninguna forma de sufrimiento: sabe que de estas experiencias puede salir enriquecido, puede crecer.
6. Es contrario al igualitarismo: ama la exuberancia de la vida, le gusta desarrollar en él mismo y en los demás aquello que les es más propio; no tiene miedo a la diferencia.
7. Ama la intensidad de la vida: la alegría, el entusiasmo, la salud, el amor sexual, la belleza corporal y espiritual; puede ser magnánimo, generoso, como una muestra de la riqueza de su voluntad.
8. En conclusión: el superhombre es la afirmación enérgica de la vida y el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre.
“Escuchad y os diré lo que es el superhombre. El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: sea el superhombre el sentido de la tierra. ¡Yo os conjuro, hermanos míos, a que permanezcáis fieles al sentido de la tierra y no prestéis fe a los que os hablan de esperanzas ultraterrenas! Son destiladores de veneno, conscientes o inconscientes. Son despreciadores de la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte y están ellos mismos envenenados. La Tierra, está cansada de ellos: ¡muéranse pues de una vez!” (“Así habló Zaratustra”).
En “Así habló Zaratustra” nos cuenta tres transformaciones del espíritu: cómo el espíritu se transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niño. El camello representa el momento de la humanidad que sobreviene con el platonismo y que llega hasta finales de la modernidad; su característica básica es la humildad, el sometimiento, el saber soportar con paciencia las pesadas cargas, la carga de la moral del resentimiento hacia la vida. El león representa al hombre como crítico, como nihilista activo que destruye los valores establecidos, toda la cultura y estilo vital occidental. Y el niño representa al hombre que sabe de la inocencia del devenir, que inventa valores, que toma la vida como juego, como afirmación, es el sí radical al mundo dionisíaco. Es la metáfora del hombre del futuro, del superhombre. “Mas ahora decidme, hermanos míos: ¿qué es capaz de hacer el niño, que ni siquiera el león haya podido hacer? ¿Para qué, pues habría de convertirse en niño el león carnicero? Sí, hermanos míos, para el juego divino del crear se necesita un santo decir “sí”: el espíritu lucha ahora por su voluntad propia, el que se retiró del mundo conquista ahora su mundo.” (“Así habló Zaratustra”).
BIBLIOGRAFIA
WWW.GOOGLE.COM
WIKIPEDIA
WWW.YOUTUBE.COM